Me imagino un spot publicitario que reviviría la economía agrícola española. En un momento tan difícil y complicado, donde, sin embargo, todos tienen que dar lo mejor de sí mismos.
España es el país de mayor producción y exportación de frutas y hortalizas en la Unión Europea. Además, es el país plataforma para los productos agrícolas, es decir, donde llegan casi todas las importaciones de América Central y del Sur.
El sector agroalimentario es, por lo tanto, estratégico para la economía de nuestro país y para el sustento de millones de ciudadanos de la Unión. Y no olvidemos que muchas de nuestras empresas del sector exportan a Norteamérica, los países árabes y otras partes del mundo.
Así que dar una imagen de una visión unitaria y bien organizada de nuestra industria agroalimentaria, entendida en sentido amplio, desde la producción hasta la distribución, me parece algo importante.
Algo que demuestra una conciencia del beneficio social y no solo económico que conlleva nuestra capacidad de producción en esta industria, y que también estimula la mejora continua de la calidad, las condiciones de trabajo, el respeto por el medio ambiente, la salud humana y la biodiversidad.
Esta es la forma en que yo, y nosotros aquí en Naralimon, produciremos un anuncio de este tipo si se nos pidiera hacerlo.
Aquí tenéis la historia.
En una linda mañana de verano en las que el sol está de camino a lo más alto del cielo, un joven muchacho de unos diez años aproximadamente se dirige al parque a jugar con sus amigos.
En lo que a medio camino detiene su marcha, y enfrente de la frutería del vecindario, se queda embobado mirando unos melones piel de sapo como si de juguetes tratasen, decidido y sin pensarselo dos veces, se acerca al escaparate donde están expuestos de forma piramidal y con un aspecto apetecible aquellos deliciosos melones, y sin preguntar al dependiente, coge uno de ellos. Al mismo tiempo que lo observa con atención, le distraen unos gritos de llamamiento,
-¡Juan!
Se trata de su amigo que al ver que este no había llegado al parque fue a buscarle a su casa.
Al ver a su amigo, Juan, entusiasmado y sonriente le lanza el melón como si fuese un balón de rugby. En el momento en que su amigo recepciona el melón, el panorama cambia drásticamente transformándose en un campo
de rugby y su amigo en un jugador profesional de unos veinticinco años. Corriendo, esquiva a todos los adversarios y decide pasar el melón a uno de sus compañeros, pero en medio de su trayectoria el melón se convierte en una suculenta lechuga iceberg que recepciona con el pecho una jugadora de fútbol femenino. Posicionada la lechuga en el césped, empieza a regatear a sus oponentes del equipo contrario con gran agilidad y maestría, alza la mirada y patea la lechuga para realizar un pase, pero a medio camino la lechuga se transforma en una verde y redonda sandía. De un salto un jugador de baloncesto atrapa la sandía en el aire, y cuando aterriza en la cancha realiza un par de movimientos para distraer a su contrincante, en lo que con potencia lanza la sandía que en pleno vuelo se transforma en una bellísima cebolla esperando ser golpeada por un bateador que usa como bate una yuca, tal es la potencia de la cebolla que los files no son capaces de atraparla, por lo que una vez tocado el campo de juego, la cebolla comienza a girar cambiando su aspecto por el de una naranja.
La naranja dando vueltas y vueltas sobre la arena, golpea y se detiene al lado de una col de bruselas rodeada por otras naranjas situadas en un extremo del campo de juego, donde se encuentran un grupo de ancianos que pasan el rato y se divierten jugando a la petanca.
Mientras uno de los ancianos se incorpora tras haber lanzado la naranja, una pequeña y dulce niña se le acerca.
¡Abuelo, abuelo! ¿cómo es que teniendo la edad que tienes, sigues teniendo tanta energía?
Dice la niña con tono agradable.
Te voy a contar mi secreto, para cosechar una mejor calidad de vida tenemos que sembrar una dieta saludable
Dice el anciano con una sonrisa en su rostro mientras uno de sus compañeros lo llama…
Juan es tu turno.

En este punto surge una pregunta.
¿Los mercados agrícolas, mayoristas, grandes explotaciones agrícolas y cooperativas españolas, por lo tanto, los actores más importantes del sector, estarían de acuerdo en invertir en una campaña publicitaria de este tipo?
Y aun mas ¿estarían de acuerdo en invertir en una política de comunicación y promoción para el sector que, como se mencionó, estimule y promueva la aplicación práctica y real de los valores del trabajo, la ecología, la equidad y la salud del consumidor?