¡¡¡Hola!!! ¿cómo estáis? Tenía el deseo de mandar un cordial saludo a todos vosotros, que nos acompañais en nuestro trayecto y leéis nuestros artículos.
A medida que pasan los días, la experiencia y la sabiduría va ganándole terreno a la ignorancia, lo que significa añadir puntos positivos a nuestro desarrollo personal. Lo mismo sucede con la confianza, y con cada día que pasa me siento más seguro con nuestros lectores, por lo que me gustaría compartir una anécdota personal con todos vosotros.
Hace unas semanas experimenté lo que yo llamo el “síndrome del emprendedor”, que seguramente muchos de vosotros que habéis emprendido el mismo sendero habréis experimentado.
Entre bostezos y la no tan dulce melodía del despertador, comenzaba otro día más, cabizbajo y con las marcas de la almohada aun en mi rostro, me dirigí a asearme.
Al incorporarme en mi puesto de trabajo me sentía desganado y desconectado completamente de lo que es mi objetivo, tan desconectado, que incluso me pregunté a mi mismo por la situación.
¿Qué estoy haciendo?
¿El camino que he emprendido me llevará a alguna parte?
¿Son correctas las decisiones que he tomado?
¿? …
Varias preguntas pero pocas respuestas, así que como consecuencia las dudas se apoderaron de mi mente, arrebatando las ganas de continuar y alimentando las ganas de rendirme. Por lo que me tomé varios días reflexionando y entre ideas absurdas, dos tilas antes de acostarme y excelentes consejos de grandes compañeros, finalmente llegue a una conclusión.
Renunciar significaría darle la espalda a los nuevos conocimientos, oportunidades y experiencias que esta aventura me aporta, pero sobre todo, volverle la espalda a los cimientos ya construidos que forman la base de nuestro proyecto. Poco a poco las dudas iban desapareciendo y lo que encontraba en mi cabeza eran solo respuestas, y por no pararme a analizar la situación casi me cuesta el proyecto que me está preparando para seguir subiendo escalones. Y en el que tanto me gusta trabajar ya que disponemos de una herramienta de trabajo fundamental y que en Naralimon s.c. también ofrecemos a nuestros clientes. Se trata de un software que nos proporciona una INTRANET, osea una web interna en la que todos los compañeros compartimos documentos a tiempo real y trabajamos todos los aspectos de la empresa, siendo así el teletrabajo impecable con una organización óptima. Al igual, dicho software nos proporciona una EXTRANET con la que podemos compartir documentos con los clientes de forma seleccionable y muy eficaz. ¡Toda una maravilla para mi, que soy un amante del trabajo organizado y sin complicaciones!
Esta experiencia me hizo aprender una lección, y es a no dar las cosas por sentado sin antes analizarlas.
Si nos paramos a pensar un momento. ¿Cuántas veces hemos perdido algo que era realmente esencial para nosotros, por simplemente no investigar un poco sobre ello?
Como por ejemplo, no escuchar una propuesta sobre un proyecto que podría ser el que nos cambie la vida por completo, o, simplemente no hacer caso a aquellas ofertas/anuncios sobre un producto/servicio, que podría mejorar con creces la productividad de nuestra empresa y agilizar sus trámites.
Nunca es tarde para aprender, tampoco para equivocarse, ya que nuestros errores son también nuestros profesores. Gracias a que cometí un error, aprendí a no dar las cosas por sentado, y he confirmado que muchas veces lo esencial es invisible a los ojos, pero para poder verlo, solo tenemos que abrir la puerta y conocer qué es lo que se nos ofrece.
Os deseo muy buen@s días, tardes y noches.